Galería

"Hacer lo que de veras se desea hacer y no lo que se venda mejor (porque lo que buscamos es el crecimiento interno)"·

El taller

Tallerarte lleva a cabo talleres creativos para una variedad de grupos comunitarios, en especial para personas desfavorecidas, vulnerables y marginadas. Guillermo desarrolló una metodología de enseñanza única que le permitió abrir un espacio para potenciar la creatividad de todos los que quisieran participar: obreros, indígenas, personas de barrios populares, jóvenes en situación de violencia, niños y niñas. Como decía Guillo, trastocando y desbaratando las supuestas jerarquías sociales: “¡Nos importan todos! ¡Todas! ¡Todos nos importan!”

Obras

Cada una de las obras de Tallerarte tiene por lo menos dos momentos. El primero se gesta en el imaginario de cada tallerista, en donde los anhelos, las preguntas y los recuerdos se conjugan para formar una idea. El segundo momento corresponde al moldeado, esto es, cuando el tallerista se sienta frente a la arcilla y, como traduciendo un pensamiento, comienza a crear una escultura. Así, él o ella comienza a reconocer su potencia creadora, utiliza lo que le habita como motor para transformar su entorno, para contar una historia, para compartirse por medio del artehacer. La arcilla se convierte en un lienzo moldeable para relatar las historias que día a día se gestan en las calles y en la vida de cada tallerista: las obras de Tallerarte son narrativas del contexto. El taller se presenta, entonces, como un espacio para relatar la cotidianidad, un lugar en donde las memorias confluyen y se interpelan. En este sentido, estas creaciones no solo permiten hacer una lectura individual del tallerista, sino que en ellas se dibujan los sueños, las esperanzas, los miedos, las preocupaciones y las memorias del territorio, de la comunidad.

“Nuestros talleristas han expresado en el barro las más amargas o gratas experiencias personales, o de sus parientes y vecinos; los episodios de los que han sido testigos obligados. Por esto, sus obras son hijas de la verdad, de la verdad-verdadera, la de cada cual. Este es su mérito. Y esta, su validez.”

 -Guillermo Villegas Mejía.

 

Obra en espacio público: La Perennidad

Realizada en ferroconcreto, esta obra habla del contexto, la comunidad, la familia y la utopía. Erigida verticalmente, La Perennidad busca, en primer lugar, la interacción con la comunidad, el sentido de pertenencia de la obra y la apropiación. La base de esta obra está diseñada para ser parte del barrio. Es un espacio para que las personas se encuentren, dialoguen, se detengan a mirar su alrededor y quizá se permitan preguntarse cómo transformar el territorio. También es un espacio para enamorarse, para buscarse, para detenerse: es un lugar para fortalecer el sentimiento de pertenecer. En segundo lugar, este monumento plantea una lectura del contexto fragmentado por los lazos sociales, comunales, barriales y familiares rotos. Una pirámide trunca a cuatro caras habla de la disolución que ha sufrido la comunidad a causa de los conflictos sociales y familiares que se viven en el barrio, la ciudad, el país. Pero, a modo de reconciliación, se alza, en piedra, la esperanza. En la parte más alta de la obra, un abrazo reconcilia todos los fragmentos en la unidad, un abrazo indisoluble logra recordarnos la importancia de cuidar y reconstruir los vínculos rotos, pues el lugar al que pertenecemos, la gente con la que caminamos y el espacio público también son nuestro hogar. Esta obra es un monumento a la utopía, un diálogo con la vida que nos recuerda que nuestro lugar está donde el abrazo no se disuelve a pesar de los quebrantos. En definitiva, este monumento habla de la perennidad de la esperanza y del amor.

“Esta escultura rescata de la memoria de los tiempos pretéritos la idea de clan, compacto, solidario, y proyecta tal memoria hacia lo por venir (superando este presente fracturado). Así, en su serenidad, la monumentalidad de la obra de arte se hace lección de vida para el colectivo. Habla de permanencia. Continuidad. Este monumento se erige en canto del optimismo, porque anuncia días mejores.”


-Guillermo Villegas Mejía.

 

Carteles: manifiestos del taller

Desde los orígenes del taller, Guillermo Villegas Mejía se ideó una pedagogía para presentar la información de forma concisa y comprensible, reflexionar sobre sus prácticas, informar acciones futuras, hacer reflexiones políticas y artísticas e interpelar. Guillo creó carteles que utilizó como una herramienta de enseñanza alternativa que funcionaron como un método pedagógico innovador y eficaz en el taller.

Guillo empleó los carteles como un dispositivo de enseñanza visual que combinaba con la palabra hablada. Los letreros tienen un componente estético en la rúbrica: son claros y legibles, creativos y coloridos, y están dedicados a la comunidad con afecto.

Videos

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Hemos aprendido a florecer
En medio de la adversidad.
Dedicado a:
Duban Alexis Rueda David
1995/2022